Querido primo juan:
Me asombra tu forma de proceder, me dices que estas embarcado y marchas a esas tierras de sudamerica, tan lejos de mi, que motivos te pude dar para que dieras este paso.
Tu familia tambien es la mia y como ya sabes las dos partes son difiles, pero no hayo el motivo sufiente para este paso.
Los motivos financieros como tu dices, me parecen una escusa para poder huir de mi, tu mismo digiste que mas bajo no se podia caer y estando el uno con el otro todo podia pasar y superarse.
Ya se que me apoyas en todo lo que crees importante de mi, como yo lo hago, es algo normal cuando dos personas se aman, se apoyan el uno al otro.
Claro que te voy a escribir, pero lo que mas deseo es que estes a mi lado, tu ya sabes a que direccion escribirme, si hubiera algun cambio te lo notificaria.
por supuesto te anuncio que no estoy con ningun varon desde tu marcha no quise saber de ningun hombre.
sin nada mas que decirte, se despide tu amada Maria y deseando respuesta pronto.
ARANDO EN EL MAR
Cruzaste mi camino por azar...
¿Que por qué reparé en ti?
No sé...
Eras alegre, casquivano...
¿O eras casualidad?
Qué más da...
Tus ojos me fijaban con insolencia
mientras avanzabas paso a paso
por mi sendero de sueños...
Te vi aquella mañana...
Arando en un mar transparente
de encajes celestes...
Allí donde las nubes fuerzan la marea
acariciar la arena...
Tu mirada chispeante cantaba
en mis ojos mientras te soñaba.
Brillabas en mi alma como brilla
el reflejo del sol sobre las aguas
calmas...
Más allá de la razón...
Nos lanzamos al vacío de un
mundo desconocido...
Un mundo donde la brisa se
transforma en fuego...
Donde se confunden ternura,
deseo, pasión y juego...
Y tus ojos cambiaron de expresión...
Vi una mirada sensual y penetrante
desnudar mi timidez en un instante...
Sentí la vida oscilar bajo tus manos
suaves...
Y en el olvido nos ahogamos,
vencidos...
Pero las nubes corren esta noche,
veloces...
Ya tu rostro etéreo detrás de una
estrella se esconde...
Ya una lluvia de lágrimas borró
despacio las huellas de tus pasos...
Ya solo adivino la risueña expresión
de tus ojos...
Ay, amor...
Si ya te entregué todo lo que se
puede entregar...
Dime, di...
¿Qué más te podría dar?
Si no eras realidad...
Te vi pasar por mis sueños...
Nada más...
Marie-Ange Bonnevie